La primera noche de la gira por el 50° aniversario de los
Rolling Stones en la Arena O2 de Londres fue recibida con reseñas positivas casi
unánimes.
Quienes vieron el espectáculo dijeron que la banda ha conservado su estridente energía y tomó un impulso adicional por la presencia como invitados especiales de sus exintegrantes, el guitarrista Mick Taylor y el bajista Bill Wyman (quien, dicho sea de paso, ya tiene 76 años, cinco más que el baterista Charly Watts, actualmente el más viejo del grupo).
Los Rolling Stones funcionan como una corporación, con una compleja operación financiera que maneja cientos de millones de dólares.
En la última gran gira de la banda, llamada A Bigger Bang, se vendieron 4,6 millones de entradas, con una ganancia de US$558 millones.
La gira de este año es modesta en comparación, al comprender apenas cinco presentaciones hasta ahora.
Todas las entradas se agotaron en minutos, a pesar de los altos precios. Para los recitales en Londres, los boletos costaban entre US$144 y US$602, mientras que un palco con comida y bebida cuesta casi US$1.604 por persona.
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