Valeria Perasso
BBC Mundo, Los Ángeles
Con un ataúd rojo brillante estampado con mariposas y un
micrófono solitario en medio de un escenario se celebró la "graduación
celestial" de Jenni Rivera: así llamó la familia de la cantante
mexicano-estadounidense a la ceremonia de adiós que tuvo lugar en un auditorio
de Los Ángeles.
Miles de seguidoras esperaban acercarse a los funerales de Rivera, un ícono de la música regional mexicana, fallecida el 9 de diciembre en un accidente aéreo en el norte de México, junto a otras seis personas.
Y aunque el entierro será un asunto privado, los parientes más cercanos -varios de ellos vinculados a los múltiples negocios que la artista tenía bajo su nombre- armaron un homenaje a la medida de la llamada "Diva de la Banda".
Hubo abundancia de flores blancas, muchas llevadas por los mismos fans a pedido de los organizadores, y una lluvia de mariposas de papel para el gran cierre. Todo un símbolo de la cantante que se describió a sí misma como una "mariposa del barrio" –según una de sus canciones con impronta autobiográfica-, con un pasado duro transformado gracias a los aplausos de sus seguidores.
Los aplausos no faltaron tampoco en la despedida, donde los más de 6.000 asistentes al teatro Gibson corearon un "Je-nni, Je-nni" incansable mientras se sucedían sobre una pantalla los videos de conciertos públicos y escenas de entrecasa de la artista.
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