lunes, 24 de octubre de 2011

Gadafi: ¿El último de los hombres fuertes estrafalarios?

Kevin Connolly
BBC, Washington

Lunes, 24 de octubre de 2011

.Gadafi fue bien conocido por su estilo estrafalario.

El coronel Muammar Gadafi era famoso no sólo por ser cruel, sino también por su teatralidad. BBC Mundo examina si este autócrata moldeado en la tradición de Mussolini, Idi Amín u Omar Bongo, podría ser el último exponente de esta línea.

Si Gadafi hubiera dicho que alguna vez me conoció, no podría desmentirlo.

Apenas nos cruzamos en el vestíbulo de un hotel de lujo en Trípoli, en la década de los 80, mientras Libia esperaba airada y con preocupación los ataques aéreos estadounidenses.

Yo me encontraba entre cientos de periodistas occidentales que habían sido invitados a presenciar la devastación que Gadafi suponía que iba a caer sobre la capital libia.

Creo que aún no se acuñaba el término "escudos humanos", en ese tiempo, pero habría descrito nuestra condición en forma apropiada.

Se nos mantenía en un encierro dorado, sin siquiera poder abrir las puertas de cristal de la entrada del hotel sin permiso.

Veíamos servirse enormes buffets cada cierto número de horas. Nos empezaban a apretar los pantalones en la misma media en que nos íbamos poniendo furiosos.

Pantalones ajustados

La noticia de que el el coronel nos iba a visitar levantó los ánimos de manera considerable.

Incluso entonces, Gadafi cambiaba de personalidad así como otros cambian de calcetines.

Un día aparecía como vocalista de coro tipo Motown, con una permanente y pantalones ajustados.

Al siguiente, parecía un almirante de opereta sudamericana, vestido de blanco y con el pelo trenzado.

Cuando yo lo vi, había elegido la túnica de un berebere y lo que presuntamente juzagaba ser la mirada de un místico anacoreta.

Fingía no ver la muchedumbre de periodistas y se paseaba por el vestíbulo, haciendo pausas para lanzar la mirada hacia la distancia.

Por cierto, era totalmente ridículo, pero nadie decía nada.

El periodismo era, entonces, un asunto mucho más formal.

Su personalidad estrafalaria no formaba parte de los informes de la prensa extranjera en esos días, aunque al final resultó ser lo más importante.

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