Por Xiomarita Pérez.
Los infortunios del infeliz viajero en los aeropuertos, sobre todo, si es dominicano, no es fácil. El domingo regresé de New York, vía Miami, por la principal línea aérea que viaja a los Estados Unidos. Salí de Newark a las 6:00 de la mañana y llegué a Miami a las 9:00.
Como ya tenía el “boarding pass” anduve la zona aeroportuaria con Marisol De Castro, que conocí en el avión cuando viajé a New York y como el avión partía a Santo Domingo a las 12:30 del mediodía, quería prepararme y desayuné-almorcé a las 10:30 en un restaurant de comida cubana (en el avión anterior solo dieron líquidosÖ.3 onzas de jugo). Cuando Marisol y yo volvimos al área de despegue, en la pantalla del mostrador (counter) se leía que el avión saldría a la 1:45, luego 2:10 p.m., porque el avión no había llegado de Maracaibo.
Al final, para no cansarle, comenzamos a abordar y el avión despegó a las 2:45 p.m., llegando al AILA a las 4:45 p.m. con tres onzas de juguito en el estómago, ya que si queríamos unas galletitas o papitas con queso debíamos pagar 3 ó 4 dólares, porque sólo ofrecen almuerzo después de cuatro horas de retraso. Ustedes no se imaginan cómo estaba mi estómago, y si pensaba en la lasagna que me esperaba en casa, me ponía peor.
Lo mejor que tenemos los dominicanos es que cantamos nuestras penas, pues además de Marisol, conocí a doña Esther Garrido de Borrell y ese buen rato de amargura se convertía, de vez en cuando, en alegría de poder compartir juntas la dominicanidad. Estábamos jugando fufú y recordando algunas tradiciones.
Parece que las cafeterías de los aeropuertos hicieron un convenio con algunas líneas aéreas de no brindar almuerzo a los viajeros, lo digo porque observé a la mayoría con una fundita de alimentos.
Respecto a esta línea aérea, no es la primera vez que sufro, pues hace dos años viajé con mi hija Amelia a Virginia Beach, vía Miami y el vuelo lo perdimos y nos alojaron en un hotel hasta el otro día y el desayuno que nos brindaron fue una tostada con café o jugo (5 dólares) y ¿ustedes saben lo que hice?
Destapé los “chefsfindish” que emanaban humo y le dije a mi hija que comiera todo lo que ella quisiera que la línea lo pagaría, porque como ser humano, dominicana y puertoplateña merecía respeto. Cuando no es la maleta que se queda, es el retraso o que el avión tiene problemas eléctricos.
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