Hola!
¿Recuerdas a Ingrid Betancourt, la ex candidada presidencial colombiana que fue secuestrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), grupo guerrillero más conocido por sus siglas abreviadas: FARC? Pues esa señora, que fue rescatada hace ya poco más de un año y hoy reside en Francia, nacionalidad que adquirió cuando estuvo casada con un ciudadano francés, se destapó con una demanda contra el Estado colombiano, al que culpa de su cautiverio, un acto de oportunismo y desvergüenza que no le ha caído bien a nadie, pero muy especialmente a los ciudadanos de Colombia.
Aquí recibes una contundente carta escrita por una ciudadana de aquel gran país suramericano, enarbolando la dignidad y la honestidad que hoy se comprueba con creces que son prendas que no posee la ex prisionera de las FARC, quien sacó las uñas y demostró que no tiene principios. ¡Qué bofetada para el mundo entero, que estuvo sufriendo y se solidarizó con la causa de esta mujer! Esta carta de la señora Maritza Castrillón Silva, que pone en evidencia la personalidad y las intenciones de la ex candidata presidencial, debería ser publicada por todos los blogs y medios digitales, para que el mundo entero la lea. ¡Y pensar que esa señora aspiraba dirigir el Estado colombiano!
Si la justicia colombiana sentara el funesto precedente de indemnizar a la señora Betancourt, que se prepare, pues habrá una laaaaaaaaaaaaaarga fila de secuestrados, autosecuestrados, secuestros por intercambio, secuestros por conveniencia, secuestro por déficit empresarial o industrial, secuestro por quiebras bancarias, secuestros para posicionar, sustentar o engrandecer la imagen de quien desee popularidad, secuestros incluso de cantantes y orquestas que busquen pegada (y, obviamente, dinero a continuación), secuestros por despecho... En fín, que las FARC tendrán luego una gran competencia porque surgirían como la verdolaga numerosas compañías de secuestros, incluso incorporadas mediante decretos, jajajaja. Y quién quita que ya se haya constituido por ahí algunas. Se propiciaría que todo el que quiera dinero en grandes cantidades sólo tendría que contactar a sus secuestradores y proponerle a éstos un porcentaje de los beneficios. Sería la gran industria del secuestro, el robo al erario y la bancarrota estatal definitiva.
Mario Díaz.
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