jueves, 29 de enero de 2009

Vidal Cedeño habla en la Revista Mercado como logró el éxito.


Era 1987 y Vidal Cedeño estaba a punto de convertirse en licenciado en Mercadotecnia de la universidad O&M. Con el trajín que llega a la vida de alguien que trabaja desde la salida del sol hasta entrada la noche, estudia y contribuye a la manutención de su familia, necesitaba todo menos un revés sentimental. Después de cinco años de noviazgo, las ilusiones del joven dominicano se vieron tiradas por el suelo. La explicación fue simple: “ella era la mujer más hermosa del barrio, su posición económica era buena (su papá tenía un hotel y un restaurante); yo, por mi parte, era un simple estudiante de universidad”. El resto es historia. “Era inconcebible que ella se casara conmigo, su familia no podía aceptar que se casara o hiciera familia conmigo”.

El lector dirá que esto pasa todos los días. Lo interesante es que, de hecho, el propio Vidal Cedeño dice que esto pasa todos los días. “Imagínate”, dice, riéndose, “yo era pobre, feo, narigón; al verme derrotado, esto me inspiró para luchar duro en la vida y hacer todo lo posible por ser alguien con cierta relevancia”. Días después, miró de frente a su abuela, y declaró, voz en cuello: “yo voy a ser alguien en esta vida”.

Eso, también, es historia, porque hoy por hoy es una marca al mejor estilo diáspora neoyorquina, un símbolo del éxito al que cualquiera aspiraría, de progreso económico y diversifi cación empresarial. Ahora bien, cuando se profundiza en su historia personal uno verifi ca que, en realidad, el trabajo duro y el sobreponerse a los obstáculos, a los golpes de la vida, es la constante en Vidal Cedeño.
Articulo completo en la revistamercado.com.do edición de diciembre 2008.

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