Por Juan colón
Este artista nuestro nació en Santiago de los Caballeros el 28 de Abril del 1935, donde se inició en la música.
Llega a la ciudad de Washington en calidad de Embajador Cultural, allí trabajó por espacio de cinco años y también compartió su labor en un hotel como músico de planta por varios años donde se dio a conocer con su bandoneón a cuesta además del piano.
Luego se traslada a la ciudad de New York, y logra convertir su orquesta de merengue en la de mayor prestigio de esa urbe.
Debo destacar una cualidad grandiosa de “Papa Primi”, como le llamamos, es un ser humano que si tenía que irse a su casa sin un centavo en sus bolsillos lo hacía para pagarles a sus músicos. No me lo dijo nadie, fui testigo durante el tiempo que trabajé para él.
Puedo afirmar sin ambages que me gané la amistad de este hermoso ser humano y su familia.
Entre los años 1970 y parte de los 80, desfilaron por su orquesta los más prestigiosos músicos dominicanos radicados en New York: Héctor Zarzuela, Ite Jerez, Ray Martínez, Manolín Gonzales, Marino Solano (fallecido), Juan Colón, y muchos otros.
Siempre fue placentero trabajar con el Maestro Primitivo, un ser humano lleno de inmensas cualidades, siempre aferrado a su sentir dominicano. Tratando al músico con gran respeto.
Gran músico, compositor, arreglista, creador de toda una época junto a su cantante emblemático, Camboy Estévez, y sus grandes éxitos: Mi Calle Triste, Poema, y unos años más tarde con sus demás vocalistas, Irisneyda, Carmen Luisa, Willie Contreras, Joao Aguilera, entre otros.
Durante el tiempo de llegada a la ciudad de New York sobrevivir era la palabra ideal para las orquestas merengueras, no aceptadas en ese medio. En base a coraje, tenacidad y al sobrellevar muchas humillaciones, Primitivo logró una respetable posición.
Es bueno apuntar que el 95% de los Clubes de la ciudad y sus
alrededores eran para los salseros, alternando de manera esporádica una orquesta de merengue.
El Happy Hills Casino situado en el Alto Manhattan, el Cabo Rojeño y La Habana San Juan, fueron los pioneros en abrir las puertas a los grupos de merengue, no solo de la ciudad sino también a los grupos procedentes de las isla quisqueyana.
En la historia de la música popular nuestra, Primitivo Santos merece uno de los altos honores, es un hombre dedicado en cuerpo y alma a dar lo mejor por el bien de su música.
Mi eterna gratitud y respeto mi querido Primi por darme el privilegio de ser parte de su historia. Abrazos del alma.
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