Por
Johnny Arrendel
Santo Domingo.-En los últimos meses, las precariedades económicas que arrastraba Don Guillermo Henríquez se acrecentaron, y le hicieron más difícil afrontar junto a sus familiares las graves condiciones manifiestas en su salud.
Entre los factores que complicaron la vida del veterano
locutor, estuvieron las medidas de austeridad que conllevan una reducción de la
inversión en gastos de publicidad y la eliminación de una gran cantidad de
contratos de servicios en instituciones del Estado.
Producto de esa sobriedad en el gasto público, figuras de
la comunicación, que como Don Guillermo, basaban sus ingresos económicos sobre
todo en la difusión de publicidad estatal, se ven seriamente constreñidos en sus
niveles de vida.
Al momento de morir este día en el Hospital Padre
Billini, los familiares de Don Guillermo hacían malabares para solventar los
compromisos generados por los males del prestigiosos locutor, entre ellos: diabetes,
hipertensión, cardiopatías e insuficiencia renal.
Henríquez no poseía vivienda propia, y vivía alquilado en
la Ciudad Colonial. Una asignación que le hiciera el entonces presidente Leonel
Fernández al término de su gestión para un apartamento, le fue denegada por la
directora del Invi, Alma Fernández.
Los únicos ingresos fijos de Henríquez para mantener a
sus dependientes, que incluyen nietos e hijastra menores de edad, eran la
pensión otorgada por el ex mandatario y un contrato de publicidad que su amigo
el locutor Enrique Fernández se esforzó para que le fuera mantenido en la
Superintendencia de Electricidad.
Guillermo Henríquez Dumois no era un “guillao”, sino un
verdadero profesional de la palabra hablada.
Se formó en las escuelas de Arte y Comunicación de la
Cuba prerrevolucionaria, justo antes de la llegada al poder de Fidel Castro y
los “barbudos”.
Por eso Don Guillermo se desenvolvía bien tanto en el rol
de locutor, de comentarista o de actor, ya que estudió oratoria y actuación en
verdaderas academias, con recios niveles de exigencia.
El reputado comunicador Rubén Camilo, definió a Guillermo
Henríquez como “el lector de noticias perfecto”, al recordar que nunca se
equivocó siquiera en una sílaba cuando desempeñó ese rol en el noticiero de
Radio Clarín.
Don Guillermo no era como algunos “presentadores de
noticias”, que aunque dramatizan y comentan las informaciones, son incapaces de
leer las informaciones de manera corrida, y como entrevistadores son
nulos.
Hace unos tres años, Guillermo Henríquez fue pensionado
en un acto de justicia del presidente Leonel Fernández.
También recibía algunos ingresos publicitarios
gestionados por el locutor Enrique Fernández, relacionista de la
Superintendencia de Electricidad.
Otro que con frecuencia ayuda a Don Guillermo, es el
ministro de Medio Ambiente, Bautista Rojas Gómez, a través de su sobrino Luis
Miñoso.
Ni hablar del radiodifusor José Lluberes, propietario de
Sonido Suave, por donde se transmite “Una Sombra, una Voz, una Guitarra”, el
programa que Henríquez dedicada a las canciones del ciego boricua, José
Feliciano.
Pero la situación precaria de Don Guillermo precipitó el
desenlace, a pesar de que recibió la mano solidaria y amiga de
algunos.
Se trata de que experimentó complicaciones por su
diabetes. Apenas podía su familia cubrir los costos de sus medicamentos para la
hipertensión, retinopatía, males
renales y cardiopatía.
Los ingresos que recibía no le daban para, al mismo
tiempo, alimentarse bien junto a su familia y comprar sus medicamentos.
Tomado de merengala.blogspot.com
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