viernes, 8 de febrero de 2013

Don Guillermo Enriquez gloria de la comunicación que muere entre precariedades

Por Johnny Arrendel


Santo Domingo.-En los últimos meses, las precariedades económicas que arrastraba Don Guillermo Henríquez se acrecentaron, y le hicieron más difícil afrontar junto a sus familiares las graves condiciones manifiestas en su salud.
Entre los factores que complicaron la vida del veterano locutor, estuvieron las medidas de austeridad que conllevan una reducción de la inversión en gastos de publicidad y la eliminación de una gran cantidad de contratos de servicios en instituciones del Estado.

Producto de esa sobriedad en el gasto público, figuras de la comunicación, que como Don Guillermo, basaban sus ingresos económicos sobre todo en la difusión de publicidad estatal, se ven seriamente constreñidos en sus niveles de vida.

Al momento de morir este día en el Hospital Padre Billini, los familiares de Don Guillermo hacían malabares para solventar los compromisos generados por los males del prestigiosos locutor, entre ellos: diabetes, hipertensión, cardiopatías e insuficiencia renal.

Henríquez no poseía vivienda propia, y vivía alquilado en la Ciudad Colonial. Una asignación que le hiciera el entonces presidente Leonel Fernández al término de su gestión para un apartamento, le fue denegada por la directora del Invi, Alma Fernández.

Los únicos ingresos fijos de Henríquez para mantener a sus dependientes, que incluyen nietos e hijastra menores de edad, eran la pensión otorgada por el ex mandatario y un contrato de publicidad que su amigo el locutor Enrique Fernández se esforzó para que le fuera mantenido en la Superintendencia de Electricidad.

Guillermo Henríquez Dumois no era un “guillao”, sino un verdadero profesional de la palabra hablada.

Se formó en las escuelas de Arte y Comunicación de la Cuba prerrevolucionaria, justo antes de la llegada al poder de Fidel Castro y los “barbudos”.

Por eso Don Guillermo se desenvolvía bien tanto en el rol de locutor, de comentarista o de actor, ya que estudió oratoria y actuación en verdaderas academias, con recios niveles de exigencia.

El reputado comunicador Rubén Camilo, definió a Guillermo Henríquez como “el lector de noticias perfecto”, al recordar que nunca se equivocó siquiera en una sílaba cuando desempeñó ese rol en el noticiero de Radio Clarín.

Don Guillermo no era como algunos “presentadores de noticias”, que aunque dramatizan y comentan las informaciones, son incapaces de leer las informaciones de manera corrida, y como entrevistadores son nulos.

Hace unos tres años, Guillermo Henríquez fue pensionado en un acto de justicia del presidente Leonel Fernández.

También recibía algunos ingresos publicitarios gestionados por el locutor Enrique Fernández, relacionista de la Superintendencia de Electricidad.

Otro que con frecuencia ayuda a Don Guillermo, es el ministro de Medio Ambiente, Bautista Rojas Gómez, a través de su sobrino Luis Miñoso.

Ni hablar del radiodifusor José Lluberes, propietario de Sonido Suave, por donde se transmite “Una Sombra, una Voz, una Guitarra”, el programa que Henríquez dedicada a las canciones del ciego boricua, José Feliciano.

Pero la situación precaria de Don Guillermo precipitó el desenlace, a pesar de que recibió la mano solidaria y amiga de algunos.

Se trata de que experimentó complicaciones por su diabetes. Apenas podía su familia cubrir los costos de sus medicamentos para la hipertensión, retinopatía, males renales y cardiopatía.

Los ingresos que recibía no le daban para, al mismo tiempo, alimentarse bien junto a su familia y comprar sus medicamentos.
 
Tomado de merengala.blogspot.com

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