Fernando Peinado
BBC Mundo
La FIFA sabía que la elección hace dos semanas de Qatar como sede de la mayor fiesta del fútbol en 2022 era una apuesta arriesgada.
Será la primera vez que la Copa del Mundo se celebre en el Medio Oriente y por eso preocupaba el calor extremo, la seguridad e incluso los problemas que pueda ocasionar la prohibición de beber alcohol en público.
Sin embargo, había pasado más desapercibido un inconveniente más de la candidatura catarí que un periodista se encargó de recordar este martes durante una rueda de prensa del presidente del máximo órgano de gobierno del fútbol, el suizo Sepp Blatter.
Los aficionados al fútbol homosexuales que viajen a Qatar con ocasión del Mundial podrían ser condenados a siete años de cárcel si tienen relaciones con otra persona de su mismo sexo.
Los gays o lesbianas musulmanes podrían ser sentenciados a muerte porque para ellos rige la sharia o ley islámica.
Blatter, en tono jocoso, respondió que los gays y lesbianas de todo el mundo que visiten Qatar esos días deberán abstenerse de toda actividad sexual.
Su comentario ha generado la indignación de asociaciones internacionales de gays y lesbianas de todo el mundo que sienten que el presidente de la FIFA, en lugar de apoyarles, se ha aliado con los represores.
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