Valeria Perasso
BBC Mundo, Los Ángeles
Una reunión de viejos compañeros, una prueba de fuego para cuerdas vocales recién operadas y un encuentro público de una ex pareja que tuvo una ruptura violenta serán algunos de los condimentos que tendrá la entrega de los premios Grammy a la música.
Esta edición número 54 de los principales reconocimientos de la industria discográfica, establecidos por la Academia de Grabación estadounidense, está signada por la intriga. Pero no la que resulta de esperar ese segundo de tensión en el que queda develado el nombre del ganador, tan pronto se abre el sobre.
Las miradas están puestas, por caso, en la aparición sobre el escenario de los Beach Boys, uno de los números musicales que amenizarán la gala. También en el retorno de la británica Adele, la cantante más exitosa del año para la industria, tras la suspensión de su gira estadounidense de 2011 por una hemorragia de un pólipo benigno en su garganta.
Pero, tras la inesperada clic muerte de la cantante Whitneyclic Houston, el sábado por la tarde, la emoción se concentrará seguramente en los homenajes de último momento preparados para despedir a esta voz privilegiada del soul y el pop, posiblemente a cargo de Jennifer Hudson.
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