Valeria Perasso
BBC Mundo, Los Ángeles
Domingo, 5 de febrero de 2012
Ocurrió en el rodaje de "Swordfish", el filme que protagonizó John Travolta en 2001. La escena: un café en Los Ángeles, locación para una secuencia de correderas y balazos entre agentes de SWAT y criminales sin escrúpulos. La acción: uno de los hombres entra al café por una vía no convencional, estrellándose contra el ventanal a la calle.
El hombre fue él: Ben Bray, uno de los latinos necesarios para el cine de Hollywood pero cuyo nombre no aparece arriba en los créditos. Un doble de riesgo.
Bray lo hizo, se lanzó de espaldas contra los vidrios pero le falló el cálculo y fue a dar contra el marco de metal: golpeó la cabeza primero, la base del cuello después. Las dos piernas rebotaron sobre el cemento y dejó de sentirlas, pensó que se las había fracturado. Pero lo peor estaba por venir: desde el suelo escuchó las palabras del director, 'no tenemos toma, hay que repetir'. Y él repitió.
Así es el trabajo de Bray, que se ha ganado la vida en los estudios de cine durante los últimos 20 años. Una carrera que le valió un apodo, "El Chicano", y una lista de más de cien películas en las que ha aparecido en pantalla aunque nadie lo haya notado.
Como buen doble de cuerpo, cuanto más desapercibido pase a los ojos del espectador mejor habrá hecho su labor. Después de todo, se trata de hacer creer que las estrellas de Hollywood son capaces de dar saltos al vacío o repartir patadas en peleas de uno contra todos.
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