Louis Theroux
Imagine un presidio donde los reclusos conviven 24 por celda y se pelean constantemente de acuerdo con un código de gladiadores extremadamente violento. Así es la vida dentro de la supercárcel de Miami.
Para un inglés de anteojos, pacífico, hay pocos lugares menos adecuados que un camarote en un sexto piso del principal presidio de Miami.
El lugar es de esos de ver para creer. Hasta 24 hombres por celda, viviendo detrás de barrotes de metal, en camarotes de acero, compartiendo una sola ducha y dos inodoros.
Poco del brillante sol de Miami se filtra a través de las rejillas de las ventanas. Las salidas al patio tienen lugar dos veces a la semana y duran una hora.
El resto del tiempo, los reclusos están encerrados de la mañana a la noche, comiendo, durmiendo y volviéndose ligeramente locos.
Pero lo que es más chocante es el comportamiento de los presos mismos.
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