De Feliz Vinicio Lora.
Ser agradecido es una de la virtud que pueda tener una persona, por consiguiente, yo quiero agradecer a Dios, primero, a los doctores que me atendieron aquel miércoles al mediodía del 24 de marzo del 2010, cuando sufrí un accidente cerebral, hoy hace cuatro años.
Los años que me quedan de vida no serían suficientes para dar gracias a tanta gente que se preocuparon por el estado de mi salud en ese momento tan aciago de mi vida: familiares, amigos, cronistas de arte, vecinos, compañeros de trabajo, diversos profesionales, artistas y sus manejadores, políticos, deportistas, comentaristas políticos, amas de casa, obreros y medio pueblo que, sin conocerme, se arrodilló ante el Señor para pedir por mi salud.
A todos ellos: gracias, gracias, gracias y muchísima gracias
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