Las imágenes de Bill de Blasio celebrando con su mujer e hijos la victoria electoral en Nueva York llamaron la atención no sólo por los originales pasos de baile, sino también porque se trata de una familia multiracial.
Más allá de los análisis políticos del día siguiente, la elección del demócrata Bill de Blasio como alcalde de Nueva York la semana pasada ofreció una imagen singular: la de una familia multirracial, algo poco común en las altas esferas de la política estadounidense.
Ya antes de la votación, los perfiles que se hacían del ahora electo alcalde de Nueva York se centraban en el carácter mixto de su familia. Y no fueron pocos quienes aseguraron que hace unos años sería impensable que una persona como De Blasio ocupara un puesto de poder en una de las ciudades más importantes de EE.UU..
La imagen más extendida de un alto cargo estadounidense es la de un hombre blanco casado con una mujer blanca y con hijos. Fuera del cuadro quedan todos los demás: solteros, separados, divorciados, homosexuales, e incluso casados pero sin hijos.
Este paisaje se modificó en parte con la llegada del primer presidente negro a la Casa Blanca, pero en el caso de la familia de Obama, sus características responden al modelo tradicional: misma raza, pareja heterosexual y con hijas.
¿Cómo interpretar, por tanto, el rotundo respaldo que los neoyorquinos dieron a De Blasio? ¿Se rompe el tabú de las parejas multirraciales?
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