sábado, 19 de mayo de 2018

La boda del príncipe Harry con Meghan Markle: el matrimonio de la realeza británica con la gente real

Con una ceremonia que rompió muchas tradiciones, desde el vestido de una casa francesa de la novia, pasando por el discurso del el reverendo afroamericano Michael Curry y un coro de góspel interpretando 'Stand by me', la casa real británica hace un gesto de apertura y cercanía con los nuevos tiempos, con la multicultarialidad y la cultura popular.


Con los coros de una soprano, Meghan Markle, vestida con un traje blanco austero diseñado por la casa francesa Givenchy, con tiara de diamantes prestada por la misma reina Isabel II, y un velo que cubría su cara y se extendía en una larga cola con flores bordadas, entró sola —por primera vez en la historia de las bodas reales— a la Capilla de San Jorge. No sería, sin embargo, el único gesto que rompería radicalmente con las tradiciones de los matrimonios de la realeza británica.


Luego, como se había estipulado ante la ausencia de su padre, el príncipe Carlos la llevó de brazo hacia su futuro esposo, el príncipe Harry. El matrimonio, sin embargo, no convierte a Meghan Markle en una princesa. El título que de ahora en adelante recibirán ella y su esposo es el de duquesa y duque de Sussex, respectivamente.
Fuera de todo protocolo, el reverendo estadounidense Michael Curry, el primer afroamericano en liderar la iglesia episcopal en Estados Unidos, dio un poderoso discurso sobre el amor citando algunas frases de Martin Luther King. “Tenemos que descubrir el poder del amor, el poder redentor del amor, y una vez que lo hagamos, haremos de este mundo de antaño uno nuevo, ya que el amor es lo único. Hay poder en el amor, no lo subestimen, no lo sobre sentimentalicen. Hay poder en el amor”, dijo el reverendo que luego hizo algunos comentarios graciosos desatando varias carcajadas durante su discurso, robándole un poco el tono ceremonioso y acartonado. Su discurso terminó con un coro de góspel que interpretó la emblemática canción ‘Stand by me’ de Ben E. King.
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