lunes, 24 de noviembre de 2014

Después que Acroarte le dio el Casandra como Revelación del Año y el movimiento gay la reivindicó, Rita Indiana explica por qué salió huyendo...

Rita Indiana Hernández es inolvidable: nadie con diez libras de peso y más de seis pies de estatura puede pasar desapercibida, sobre todo cuando ese alguien es una escritora de las más talentosas del patio. Pero ese es solo el inicio: su obra literaria nos dice quién es, de dónde viene y hacia dónde va.

-¿Por qué te fuiste?
-Me fui tanto de la música popular como de mi país porque la fama farandulera no me gustó. Antes que compositora, tú lo sabes porque me conoces de antes, siempre he sido escritora y un escritor que no puede salir a la calle, montarse en una guagua y escuchar la conversación de la doña de al lado está privado de una tajada muy grande de su materia prima. En Santo Domingo yo ya no podía ni ir al supermercado sin que me pidieran una foto, ni despedirme de mis seres queridos en el aeropuerto, ni llevar a mi hijo al cine. Era insoportable. La gente cambia, hasta tus conocidos empiezan a tratarte distinto, es como entrar en el Twilight Zone. Prefiero seguir entre los mortales, ir al colmado y a la playa y que me reconozca la menor cantidad de gente. En Puerto Rico me conoce mucha menos gente y estoy más cómoda.

-¿Cómo ha cambiado eso tu producción literaria?
-Pues suicidar a “Los Misterios“ fue una decisión difícil, pero como dice Bowie “fame, makes a man think things over”. Mi capacidad analítica se ha enriquecido y mi percepción de lo que es realmente importante también. Soy mejor persona y eso significa una mayor capacidad para identificarme con la experiencia ajena y eso se nota en mi escritura.

-¿De qué va tu nuevo libro?
-“Nombres y Animales” cierra la trilogía que completan mis novelas “La Estrategia de Chochueca“ y “PAPI“. Narra cómo una chica de 14 años pasa un verano trabajando en la clínica veterinaria de sus tíos, cómo se hace amiga de un haitiano que trabaja bañando los perros y cómo busca sin éxito el nombre perfecto para su gato. Es el año 1992 y estamos en el round final del balaguerato, una época que se me antoja adormilada, con mucha menos incidencia crítica de la sociedad civil, sin internet ni tablets. Es un “coming of age novel” en donde la protagonista descubre que es gay y en el que la condición humana es un valle de ansiedades, penas y extrañas felicidades.

-¿Hay más música en tus planes, o lo consideras algo que ya pasó?
-La cantante está 7 metros bajo tierra, pero pienso hacer proyectos como productora tipo “Tricky“ en los que canten otros. Hay algo en camino, algo bien hermoso.

-¿Cómo está el mercado literario fuera de nuestro país : movimiento de productos y mercadeo?
-No es un secreto que se venden menos libros que antes, pero creo que se ha alcanzado una meseta estable y siguen existiendo éxitos editoriales que venden miles de copias. Las que se han beneficiado más del advenimiento del internet son las editoriales independientes, que ahora cuentan con canales de distribución internacional que antes no existían y con la posibilidad de promocionar su catálogo en las redes sociales.

-¿A cuáles nuevos monstruos te estás enfrentando?
-Cada día trae una prueba y estoy aprendiendo a bregar con ellas con tranquilidad y humildad, mi peor enemigo es la impaciencia, soy una “deseperá”. (SDQ-Rubén Lamarche)
 
tomado de Merengala

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