viernes, 26 de abril de 2013

Diego 'el Cigala' emigra para conquistar la "luna tucumana" con su nuevo disco

Madrid, España.- Si Diego 'el Cigala' no fuera cantaor sería médico, pero como todo "le sale", vestirá la toga de 'doctor' que le concederá una universidad de República Dominicana, donde vivirá a partir del verano, cansado de una situación que explica por qué su nuevo disco, Romance de la luna tucumana, se venderá, desde el día 28, en los quioscos.

Por eso, ha pedido la doble nacionalidad, hispano-dominicana, porque será, dice, "más cómodo" para su familia. "Yo amo a España y me gusta mucho, pero llega un momento en el que la situación te asfixia y si trabajas, trabajas para Hacienda. Necesito un cambio. ¡Cómo entiendo a Julio Iglesias!", bromea

Además, 'el Cigala' argumenta que "aquí (en España) no hay cultura, no hay conciertos ni promotores. Lo de las discográficas es de chiste y encima la subida del IVA al 21 %. Cómo no va a salir la gente a la calle a manifestarse". Una situación que le ha llevado a lanzar su tercer disco "liberado", es decir, sin multinacionales, con sus "propios medios", tras Dos lágrimas (más de 250 unidades vendidas) y Cigala&Tango (más de 220.000).

 
De esta forma, Romance de la luna tucumana, se venderá con el diario El País, durante un mes, a 9,95. Después será Fonográficas quien lo distribuya en España
y Universal y Deutsche Grammophon fuera. No obstante, aunque está "muy contento de haber dado este paso", el cantaor no descarta "entrar de nuevo en una discográfica", pero "las reglas del juego han cambiado para siempre": "Ya nunca más seré yo el que lo ceda todo".
Este nuevo disco, con once "poemas andinos", es un homenaje a Argentina, que le dedica a Bebo Valdés, de quien cuenta, llorando, que al final de su vida ya no recordaba quién era ni que una vez hicieron juntos Lágrimas negras. No se trata de un trabajo flamenco —"eso lo puedo hacer cuando me de la gana—, sino de notas que fluctúan entre el tango, la chacarerao la zamba.
"Cargaíto" de oro, con un "rolex" que deslumbra, los dedos "encofrados" a fuerza de anillos, un "cadenón" al cuello y unas "ray ban de Nueva York", Diego Ramón Jiménez Salazar reconoce, hecho un pincel, con traje oscuro, "sleepers" de terciopelo negro y un fular al cuello, que los tiempos son difíciles para la música.


Pero no tiene miedo: "He sobrevivido a las multinacionales, ¿cómo voy a tener miedo a nada?".

20minutes.es

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