Por: Alejandra Chaparro
Es imposible evitar las huellas del paso del tiempo en cada parte de nuestro cuerpo, y las partes íntimas no son la excepción. Existen varios padecimientos que se pueden presentar a medida que envejecemos particularmente después de los 40. Estos son algunos de ellos y cómo los puedes superar.
Al igual que tu rostro envejece, allí abajito también. No solamente el rostro cambia con los años, la apariencia de tus partes íntimas también varía con la edad. Los estrógenos ayudan a mantener esta área con elasticidad, pero con el tiempo, el cuerpo produce estas hormonas en menor cantidad ocasionando la pérdida de elasticidad. Tu médico te puede recetar una crema humectante para esta zona, al igual que cierta actividades, incluyendo la sexual.
Incontinencia urinaria: Esta es la pérdida involuntaria de orina que se produce porque los músculos y los ligamentos que soportan el piso pélvico, se relajan. La incontinencia limita tu capacidad de realizar tus actividades normalmente. Por eso es importante el tratamiento por medio de ejercicios especiales, medicamentos, dispositivos médicos o el entrenamiento de la vagina. Los ejercicios de Kegel son una opción para acabar con la incontinencia. Estos consisten en apretar y soltar los músculos que se utilizan para retener la orina. Tu médico te puede decir la cantidad de veces que los debes practicar.
Más infecciones urinarias: A medida que envejecemos, los riñones y la vejiga cambian por lo que se pueden presentar infecciones como la cistitis que puede producir dolor o ardor al orinar o una gran necesidad de orinar con frecuencia. Para tratarla, tu médico te va a dar medicina además de recomendarte que tomes mucha agua. Otras infecciones pueden provocar que la orina sea turbia, con sangre o con mal olor, al igual que dolor en la espalda o en la orina. Si tienes vómito o fiebre es importantísimo ir al médico pronto.
El útero se encoge: Esto también puede ocurrir a la entrada de allá abajito, aseguran los especialistas. El tejido alrededor tiende a encogerse con los años, más aún, cuando no se usa. Esto puede producir resequedad, irritación y algunas veces inflamación. Para evitar que esto ocurra, los médicos recomiendan mantener cierto nivel de actividad sexual al igual que un tratamiento con estrógenos
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